miércoles, 15 de abril de 2020

Sigo viva, divagaciones de una mamá con mucho sueño

(entrada que no se publicó en 2017)

Hace siglos que no escribo nada y la falta de tiempo ya no sólo es excusa es mi medio de vida.

En este tiempo, Martín ha crecido y mucho, estamos rondando los dos años peligrosamente, es curioso, si se tratara de Ariadna sabría decir exactamente los meses que tendría, con Martín me tengo que parar y pensar, a veces debo parecer un poco gilipollas cuando la gente me pregunta el tiempo que tiene, me busco respuestas fáciles:
- Un año y medio (aunque esté más cerca de los dos que del medio)
- Cumple dos el 4 de marzo.
Mi cerebro no da para más, lo siento, Martín.

He descubierto que el sueño es implacable, que hace más mella de lo que creía, que mi paciencia está al mínimo, que tengo un torbellino en casa que antes no tenía, me siento muy identificada con Samanta Villar (cosa que jamás creí que me pasaría) he descubierto que hay muchas mamás que pasan por lo mismo que yo y otras que parecen vivir en un mundo de cuento (me dais envidia, que lo sepáis), siempre tengo ideas para escribir pero no tiempo para dedicar a este pequeño rincón que empecé hace la friolera de siete años y pico, parece mentira eh, pues el tiempo pasa rápido, no, lo siguiente, tengo que decir que el 1 de julio de 2017, pasamos por la vicaría, bueno, el Juzgado, fue una boda sencilla, familiar y de cuento, no sólo por el sitio si no por el día en sí.

Lo que os digo, que divago, no soy capaz de enlazar cosas coherentes.

Ahora os dejo que mi pequeño "Críter enmadrado" me reclama.



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